Este libro lo encontré en oferta hace ya un tiempo, junto a otros clásicos, una tarde mientras hacía la compra, y lo tenía guardado esperando su momento. Pensé que, ya que este verano mis posibilidades de viajar se habían reducido drásticamente, era la ocasión perfecta para dar la vuelta al mundo aunque fuera con la imaginación. Siendo como es una historia que todo el mundo conoce (sobre todo los de una generación que todavía recuerda hasta la canción de los dibujos animados de Willy Fog), me ha sorprendido bastante.
SINOPSIS:
La vuelta al mundo en 80 días narra las aventuras del caballero inglés Phileas Fogg, que, acompañado de su criado Picaporte, quiere demostrar a la sociedad de su época (1872) que es posible recorrer la superficie de la Tierra en solo 80 días. Durante el viaje, no solamente tienen que luchar contra todo tipo de obstáculos (accidentes geológicos y geográficos, dificultades culturales y de locomoción...), sino que tienen que vérselas con un inspector de policía que confunde a Phileas Fogg con un ladrón y, sobre todo, deben luchar contra el paso de las horas.
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Qué historia tan deliciosa y qué personajes tan entrañables. A pesar de haber visto al menos dos versiones en formato película, una miniserie y una serie de dibujos animados basadas en este libro, cada capítulo me ha tenido enganchada y me he encontrado no pocas sorpresas. Para empezar, el carácter de Phileas Fogg, una curiosa mezcla de elegancia, aplomo, bondad, temeridad, y tozudez al más puro estilo británico, con un toque presuntuoso, como buen caballero. En contraposición, Passepartout, un hombre hecho a sí mismo que ansía tranquilidad y se ve metido de cabeza en una aventura casi disparatada en la que no dejan de surgir imprevistos. Confieso que tenía una idea de él bastante alejada de la que muestra el libro, probablemente por culpa de las adaptaciones. Aunque ya era un personaje que me gustaba, ahora me gusta todavía más. La princesa Aouda es un poco mujer florero, y su principal papel en la trama es ser salvada y con ello entorpecer un poco más el viaje, pero al menos su presencia ayuda a redondear la evolución del personaje de Fogg. Por último, Fix, el detective, es un gran antagonista empeñado en dar al traste con el viaje hasta el último momento.
La lectura se me ha hecho corta y muy amena, ya que los imprevistos se suceden durante todo el viaje, salpicados de divertidas anécdotas. A pesar de conocer de antemano el final, he disfrutado de cada página. Es una gran aventura magistralmente contada y si no la habéis leído, deberíais hacerlo cuanto antes.
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