2020 está a punto de llegar a su fin, y toca despedirlo como se merece. Y aunque, con lo complicado que ha sido, estemos tentados de hacerlo de una patada en el culo, mi propósito de hoy es hacer balance y aprender, de lo bueno y de lo no tan bueno.
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¡Adiós, 2020!
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Empecé el año con mucha ilusión y ganas de emprender nuevos proyectos. Tras un año sin publicar nada y sin escribir gran cosa, había completado por primera vez el NaNoWriMo y confiaba en mantener un ritmo de escritura razonable y sacar adelante algún proyecto.
Mi intención era dedicar los primeros meses del año a pulir y publicar
Magia Pura, pero en marzo nos pilló la pandemia y se paralizaron proyectos, actividades y hasta cerebros. El mío estuvo dos meses funcionando al ralentí, lo confieso. No era capaz de concentrarme ni para leer, así que de escribir o corregir para qué hablar. Al menos con la desescalada y la extraña "nueva normalidad" conseguí retomar un poco los buenos hábitos, y el libro salió más o menos en el plazo previsto, antes del verano.