En una galaxia muy, muy lejana, había una princesa...

Para todas aquellas que aún no hayáis leído La princesa de la Luna, voy a empezar con un pequeño spoiler (y van a caer algunos más, aunque no de los que destripan la novela, claro). La historia sucede en Gaia, un planeta muy similar a la Tierra, pero que obviamente no es la Tierra. Lena, la protagonista, el día en que cumple su mayoría de edad, abre un portal y se traslada allí. 

Y así empieza su aventura, porque Lena en realidad no es una chica común. Es natural de Selene, uno de los cuatro grandes pueblos que habitan Gaia, a saber: Las tierras de la Luna, del Viento, del Agua, y del Sol. O, lo que es lo mismo: Selene, Eolo, Proteo y Helios.

Los habitantes de Gaia son humanos, trasladados allí quinientos años atrás por una raza ya extinta a la que llaman Los Antiguos, que crearon con ellos una especie de híbridos con ciertos dones especiales, entre los que cabe destacar la capacidad de entenderse en cualquier lengua, alta empatía, una memoria prodigiosa, la habilidad de sanar con rapidez enfermedades y heridas, una gran resistencia al dolor, y habilidades telepáticas más o menos básicas. El problema es que no todos los humanos aceptaron el trato, y algunos eligieron mantenerse puros, concretamente los helios. Como resultado de esa decisión, son los más incivilizados y bárbaros, y tienen serios problemas con el resto de pueblos de Gaia, especialmente con el pueblo seleno, que es gobernado por mujeres, al frente de las cuales está la reina Serena, la madre de Lena.

Años atrás, los helios invadieron Selene, y la reina, para proteger a sus hijas, las envió a la Tierra a través de un portal. Ella fue capturada y llevada a Helios como esclava, pero al cabo de un tiempo consiguió escapar, regresar, y expulsar a sus enemigos. Tardó años en reunir de nuevo a su familia y aún no ha superado las secuelas psicológicas de aquello. 

Y, para colmo de males, al poco tiempo de llegar a Gaia, Lena es secuestrada por helios para ser vendida como esclava, como le ocurrió a su madre. 

Por suerte para ella, acaba en manos de Jay, uno de los sobrinos de un jefe helio, que decide reclamarla para sí como único modo de evitar que caiga en manos de su sádico hermano, Ragnor. Eso los pone a los dos en una difícil situación ya que Ragnor no es lo que se dice un buen perdedor. 

Lena se ve obligada a aceptar a Jay como un mal menor, mientras trata de hallar la forma de escapar para volver con los suyos. En un entorno hostil, él acaba siendo su puerto seguro. Pero enamorarse de un helio es lo peor que le puede pasar a una selena. En Helios no hay futuro para ella, y en Selene no lo hay para él.

O tal vez sí, eso tendréis que averiguarlo leyendo la historia completa.

Es una novela autoconclusiva, pero la serie continúa, y muy pronto verá la luz la siguiente novela. Si todo va bien, espero que el mes que viene podáis disfrutarla.

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Y no olvides contarme qué te ha parecido, y dejar tu valoración y tu comentario en Amazon y/o Goodreads. Te estaré eternamente agradecida. 

¿Qué? ¿Ya te has decidido a viajar a Gaia sin moverte de tu sofá?