Supongo que este fue el relato que marcó el inicio de mi salida del «momento confinamiento» en lo que a lecturas se refiere. Seguía sin apetecerme leer algo largo o denso, así que aproveché que HQÑ ponía a disposición de los lectores la colección Recetas para el calor de una noche que publicó el verano pasado, y de la que había leído alguna, para cambiar un poco de tercio. No había leído nada de Claudia Velasco y me apeteció probar.
SINOPSIS:
Él le enseñó que el amor nunca deja de ser posible.
Empezar de nuevo siempre es complicado, aunque también puede ser un regalo, la maravillosa oportunidad de volver a la casilla de salida. Lucía Pedraza recibió ese regalo cuando regresó a Madrid y decidió que ya era hora de ponerse en marcha, cuando entendió que la mejor forma de avanzar era dar el primer paso. Ni saltos al vacío, ni acciones heroicas, ni grandes aventuras, simplemente andar y dejarse sorprender porque la vida, hasta en un inesperado curso de postres, te puede sumergir en la más mágica y apasionante historia de amor.
* * *
Lucía ha vuelto a Madrid tras un batacazo sentimental, y está intentando empezar de nuevo y sobreponerse al golpe. En una clase de cocina para singles conoce a Clemente, un simpático y guapo italiano que enseguida se muestra interesado en ella. Aunque conectan con rapidez, Lucía no está segura de querer tomar con decisión las riendas de su vida, y se hace un poco la remolona, pero al final arranca y se arriesga a intentarlo. Me ha gustado mucho sentir los temores y recelos de la protagonista, la atracción que Clemente despierta en ella, los tiras y aflojas entre ellos según se van cogiendo la medida… La narración fluye con ritmo y naturalidad, y el estilo es pulido y sin artificios, justo lo que a mí me gusta. No falta algún malentendido, para dar vidilla al asunto, y el final, por supuesto y como no puede ser de otra manera, es dulce y muy satisfactorio. Os lo recomiendo.
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