Gótico Mexicano (Silvia Moreno-García)

 La primera vez que oí hablar de esta novela fue en el pódcast Neo Nostromo, y me llamó mucho la atención, aunque no soy lectora de terror. De hecho, creo recordar que comentaron que realmente no daba miedo, por eso me animé, jajaja.

SINOPSIS:

Después de recibir una desesperada carta de su recién casada prima suplicando que la rescate de un misterioso y funesto destino, Noemí Taboada se traslada a High Place, una remota propiedad en el campo mexicano. No está segura de lo que se encontrará, ya que no conoce al marido de su prima, un atractivo inglés, ni la región a la que se dirige.

Noemí también es lo último que alguien esperaría de su salvadora: una joven glamurosa, cuyos elegantes vestidos y su perfecto pintalabios rojo son más adecuados para un cóctel que para hacer de detective amateur. Pero también es fuerte e inteligente, con una voluntad indomable, y no tiene miedo: ni del nuevo marido de su prima, que es igual de amenazante que seductor; ni de su padre, un viejo patriarca que parece estar fascinado por Noemí; y ni siquiera de la propia casa, que comienza a invadir los sueños de Noemí con visiones de sangre y ruina.

Su único aliado en esta inhóspita residencia es el hijo menor de la familia. Tímido y dulce, parece querer ayudar a Noemí, pero también puede que esté ocultando oscuros secretos sobre el pasado de la familia. Y es que hay muchos secretos tras las paredes de High Place. Su antigua y colosal fortuna y un impero minero ya en declive han mantenido a la familia protegida de los fisgones. Sin embargo, a medida que Noemí comienza a indagar más a fondo, desentierra historias de violencia y locura.

Cautivada por el terrorífico pero seductor mundo de High Place, Noemí pronto se dará cuenta de que dejar la casa atrás puede que le resulte casi imposible.

* * *

Empecé el libro un viernes por la tarde y el sábado antes de la cena ya lo había terminado, para que os hagáis una idea. Y eso que no es un género que me entusiasme a priori. 

Me ha parecido una novela interesante. Quizás no para amantes del terror puro y duro, pero sí para aquellas personas a quienes les gustan los guiños a pesadillas o películas de terror clásico y de serie B. Empezamos conociendo a Noemí, una joven rica, consentida y rebelde cuya única preocupación son las fiestas y convencer a su padre para que la deje ir a la universidad (en el México de los años 50). Noemí está acostumbrada a salirse con la suya y maneja a su antojo tanto a sus pretendientes como a su padre. Parece que nadie le importa demasiado, pero accede a viajar a una remota mansión en el campo donde su prima Catalina se ha trasladado tras su reciente matrimonio para averiguar qué le ocurre, ya que la chica ha hecho llegar a su familia una extraña carta que hace dudar de su estado mental.

Bueno, para empezar, pasa que la mansión no está en el campo, sino en una montaña dejada de la mano de Dios. Apenas queda nada de la fortuna obtenida por la familia en las minas de la zona tiempo atrás, tan solo una casa casi en ruinas, cuadros de gente con aspecto lúgubre, moho por todas partes, muebles medio podridos y un montón de manías del viejo patriarca al que los demás obedecen sin rechistar, no se sabe si por miedo o veneración. En la casa no se puede hablar en voz alta (y en voz baja tampoco la mayor parte del tiempo), ni escuchar música, ni bailar, ni abrir las ventanas, ni encender luces, ni otro montón de cosas. Normal que Catalina esté deprimida. Su flamante marido, Virgil Doyle, da bastante mal rollo, aunque en una competición entre los miembros de la familia sería difícil elegir al más siniestro. Con eso lo digo todo. 

En toda esta parte las descripciones están salpicadas de elementos góticos: candelabros, oscuridad, un cementerio, silencio, todo muy decrépito, muy fantasmal. No da miedo pero sí crea un ambiente de inquietud perfecto para la historia que nos ayuda a anticipar lo que está por venir.

El único que se salva de los Doyle es Francis, el más joven, que entabla una incipiente amistad con Noemí y parece el único dispuesto a ayudarla. Aun así, es un perfecto antihéroe: de aspecto anodino y más bien débil, silencioso y tímido. Todo lo contrario de Virgil, que es altivo, dominante, abusivo y patriarcal. Noemí se encuentra atrapada entre la necesidad de ayudar a su prima y la de huir de esa casa, y entre la simpatía que despierta en ella Francis y la atracción no deseada que despierta Virgil. 

Los elementos oníricos tienen un peso importante y, si te gustan, disfrutarás de la lectura como me ha ocurrido a mí. Luego, que te guste o no la resolución dependerá de lo que te esperes, o más bien del tipo de explicación que estés dispuesto a tolerar. A mí me ha gustado mucho. Creo que es una novela a la que puede hacer daño el hype, por lo que aconsejo leerla con mente abierta, pero en mi caso ha sido todo un acierto. 

¿Te animas a darle una oportunidad?