Este fue otro de los audiolibros que aproveché para escuchar durante el verano. Isabel Keats es una autora que suele gustarme bastante y no lo había leído, así que me pareció la ocasión perfecta. Una historia entretenida y sin complicaciones para alternar con otras lecturas.
SINOPSIS:
Aisha Brooks lleva más de tres años en los que, más que vivir, sobrevive amargada. El accidente de tráfico que la obligó a olvidarse de sus sueños de convertirse en una estrella del ballet ha tenido otros efectos colaterales igual de catastróficos. El último de ellos es que, por decisión de un juez, deberá pasar unos meses en el rancho ganadero de uno de los mejores amigos de su hermano Raff. En un paraje perdido de Wyoming, rodeada de vacas y caballos, de majestuosas cordilleras y de praderas sin fin, aprenderá a vivir de nuevo y encontrará, de paso, algo con lo que ya no contaba: el amor.
¿Puede la combinación del amor y la naturaleza en estado puro sanar las heridas más profundas?
* * *
En cierto modo es una historia bastante típica. A causa de un accidente, Aisha no puede ya bailar, y eso (junto con la traición de un novio infiel) la ha arrastrado a un pozo de amargura y autodestrucción, así como a la adicción a los calmantes. Un incidente relacionado con estos la lleva, por orden del juez, a pasar una temporada en un rancho ganadero, propiedad de un amigo de su hermano.
Vance es un hombre sencillo, honesto, un poco bruto pero buena gente, y con más paciencia que un santo. Probablemente demasiada para los desaires que va repartiendo Aisha a diestro y siniestro nada más llegar. En ese punto confieso que ella me ha parecido un poco repelente. ¿Qué necesidad tiene de ser tan desagradable? Ninguna, creo yo.
Por lo demás, no hay mucho que decir. Según va pasando el tiempo, Aisha va cambiando. Vance no me ha dado la sensación de que cambie gran cosa, porque quien necesita abrir los ojos es ella. La relación progresa de un modo bastante natural, con algunas escenas divertidas, secundarios a los que se les ve venir en muchas ocasiones, y un final sin grandes sorpresas, pero que cumple su función.
Una lectura entretenida y ligera, perfecta para alegrar unas vacaciones o una escapadita en cualquier época del año. O para desconectar sin necesidad de hacer maletas.
¿Os gustan las novelas del Oeste? Si es así, ¿cuál recomendaríais?