La guerra de los mundos (H.G.Wells)

Después de casi diecisiete años sin pisar la biblioteca municipal de mi localidad, por fin este año, aprovechando las vacaciones de pascua, volví a pasarme por allí. Aunque no estaba segura de si mi carnet de cuando aún estaba en el instituto seguía estando en vigor, resultó que sí. En estos últimos años han cambiado de ubicación, a un edificio precioso, enorme y luminoso, en el que además caben un montón de libros. 

Después de pasarme como una hora dando vueltas como un niño en una juguetería, sin ser capaz de decidirme, al final me llevé este, un clásico de la ciencia ficción que hacía tiempo que me apetecía leer.

SINOPSIS:

Han llegado del espacio exterior. De Marte, para ser exactos. Equipados con terribles máquinas, los invasores aterrizan en nuestro planeta y empiezan a sembrar el terror y la destrucción. Su único objetivo es conquistar la Tierra y convertir a los humanos en sus esclavos, y parece que nada ni nadie podrá detenerlos. Éste es el inicio de una de las guerras más importantes en la historia de la humanidad cuyas repercusiones harán que la Tierra nunca más vuelva a ser la misma.

* * *

Confieso que empecé la lectura sin nada más que una idea general acerca de lo que iba a encontrarme. No he leído ninguna reseña (que yo recuerde) ni he visto ninguna película, y aun así, la historia en sí no me ha resultado demasiado novedosa. Pero no porque no lo sea (o más bien, no lo fuera en su día), sino porque he leído y he visto otras historias de invasiones alienígenas y, al final, es inevitable que todas tengan puntos en común. 

Supongo que por eso he visto venir el final casi desde el principio. Y, aun así, he leído cada capítulo con una permanente sensación de asombro, sobre todo por lo evidente que resulta la época en que fue escrita, en la que transcurre todo. Tanto el lenguaje, como las maneras de los personajes, destilan un aire retro cautivador y fascinante. ¡Y tan retro! ¡Como que se escribió en 1879! Y sin embargo, es increíble la cantidad de cosas en común que tiene con otras historias similares que han llegado después. 

Pero, a pesar de todo, lo que la diferencia es, además de las maneras arcaicas de sus personajes (gente del siglo XIX), el ambiente de decadencia, de desesperanza y de impotencia. Aunque ciertamente tiene escenas en las que los  personajes pasan por situaciones casi terroríficas, pesa mucho más la angustia y la sensación de que casi es algo merecido, por confiar en la ridícula seguridad que proporciona la rutina.

Realmente me ha encantado la atmósfera que el autor es capaz de transmitir desde la perspectiva de un protagonista culto, pero que nunca se ha tenido que enfrentar a algo como lo que de repente sucede cerca de su casa. Tras haber observado una especie de explosiones o destellos desde Marte, descubre que se trata de algo que una civilización superior ha disparado desde el planeta rojo, una especie de cilindros que van llegando en varias noches consecutivas. De ellos van surgiendo unos seres horribles, torpes y lentos pero que en pocos días empiezan a sacar de los cilindros una especie de trípodes gigantescos que les sirven de naves con las que desplazarse y que además están equipados con armas terroríficas. Al tratar de huir se separa de su esposa, y de ahí en adelante sus esfuerzos se concentran en evitar la muerte y reencontrarse con ella, mientras el país va cayendo presa del invasor. 

Como comentaba, el final no me ha sorprendido porque me parecía casi la única solución posible desde el primer momento (probablemente he visto demasiada ciencia ficción como para no esperarla), pero no por ello me ha resultado menos emocionante. 

Es un libro breve, no llega a las doscientas páginas, pero sin duda es intenso, y ha sido todo un placer descubrirlo. Es uno de esos clásicos que sin duda merecen todo su renombre.

¿Lo habéis leído? ¿Os llama la atención?