Después de leer hace un par de meses Siete razones para no enamorarse, sabía que seguiría con la serie. Este segundo libro es más cortito, pero no por ello ha sido menos interesante.
SINOPSIS:Agobiada por un nuevo encargo para la revista LUO, Ana tiene que perderse en lo más profundo del país en busca de un argumento sólido para su artículo.
Allí se topará con Juan, un tipo grande, fuerte y con muy malas intenciones. Cualquier contacto entre Ana y Juan chirría como una cerradura oxidada, por lo que ella debe preguntarse por qué ha caído entonces siete veces entre sus brazos.
Asesinos en serie, bandas de música que aparecen de la nada y verdura, mucha verdura, serán los ingredientes de esta novela divertida que te mostrará que quizá el amor aparezca donde menos te lo esperas.
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Es una novela muy cortita, pero muy divertida. Ana, (amiga y compañera de trabajo de Elisa, la protagonista de Siete razones para no enamorarse) ha sido enviada por su odiosa jefa a un pueblo remoto con el encargo de escribir un artículo para la revista. Al llegar allí su coche la deja tirada y, cuando más aterrorizada está pensando en que la acecha un asesino en serie, aparece Juan para salvarla.
Juan es un lugareño grande, fuerte y un poco bruto, pero muy atractivo. Desde el primer momento chocan de forma inevitable, pero también sienten el uno por el otro una atracción que no pueden refrenar. Para colmo, el resto del pueblo se comporta con Ana de un modo un tanto extraño. Y entre malentendidos y mosqueos se producen algunas escenas impagables, de esas que casi te sacan una carcajada sin importar dónde estés.
No puedo contar mucho más sin destripar la trama, pero os aseguro que me he lo he pasado muy bien leyéndola. Los protagonistas son tal para cual, tiene risas, pasión, y también ternura, y sin duda os la recomiendo.