Su nombre era Rico Salas (Laura Sanz)

 Aunque el primer libro de esta serie, Le llaman Bronco, me gustó un montón, fui aplazando todo el año pasado la lectura de este segundo libro, porque sabía que sería intenso y no encontraba el momento adecuado, y al final no me dio tiempo a meterlo entre las lecturas de 2021. Sin embargo, acabé el año decidida a incluirlo entre mis primeras lecturas de 2022 y así ha sido. 

SINOPSIS:

Nuevo México, 1880

A unas millas de Silver City, en medio de la nada y rodeado por arena y matorrales, se alza el Golden Paradise, el salón más famoso y exclusivo de todo el territorio.

Una fría noche de enero, Diego Suárez desmonta de su caballo y se adentra en el fastuoso local. Lleva la determinación escrita en su mirada de fríos ojos plateados.

Nadie sabe lo que busca el peculiar forastero de aspecto misterioso y origen mexicano, pero sus andares y su forma de portar el revólver parecen indicar que se trata de un pistolero.

Mara Rogers, la dueña del Golden Paradise, es una mujer altiva y segura de sí misma, acostumbrada a lidiar con todo tipo de hombres, sin embargo, la presencia del recién llegado consigue perturbarla. No es un extraño, es alguien a quien ella conoce muy bien, un fantasma de un pasado que se ha esforzado por olvidar.

Solo que por aquel entonces, su nombre era otro. Su nombre era Rico Salas.

Una mujer llena de cicatrices. Un hombre sin escrúpulos. Y un romance lleno de engaños, aventuras y peligros. Esta es su historia, la historia de un antiguo amor que renacerá de las cenizas

Este libro es el segundo de los hermanos Salas. Ambos son autoconclusivos y pueden leerse de manera independiente. El primero es: Le llamaban Bronco.

* * *

No es un libro que me haya sorprendido demasiado, aunque eso no es en absoluto algo negativo. Si tengo que ser sincera, lo que más me sorprendió fue la sinopsis, porque cuando leí Le llamaban Bronco, estaba convencida de que Angie, la hermana menor de Rose, era la mujer perfecta para Rico y sería la protagonista de este segundo libro. Y cuando leí que la protagonista se llamaba Mara Rogers confieso que me descolocó. 

Pero una no siempre necesita grandes sorpresas para disfrutar de una buena lectura. Es más, Su nombre era Rico Salas es exactamente lo que yo esperaba. O, mejor dicho, lo que quería que fuera. Lo que necesitaba.

Rico ya era un muchacho misterioso, y aquí lo vemos convertido en un hombre solitario, hermético y peligroso, que guarda muchos secretos y vive al límite de la legalidad. Cuando llega a Silver City para trabajar como pistolero para Kincaid, un hombre adinerado con pocos escrúpulos y sobre el que flota la sospecha de que se ha enriquecido a base de hacer desaparecer a sus enemigos, lo hace bajo un nombre falso, el de Diego Suárez. Lo que no espera es encontrarse con alguien de su pasado, que lo reconoce y que no solo puede poner en peligro su tapadera, sino que incluso amenaza con robarle la cordura y con destrozarle el corazón.

Me encanta esa sensación de reencontrarte con personajes a los que ya conoces, pero que han cambiado por el paso de los años, y al comenzar a leer no sabes exactamente cómo ha sido su vida en ese tiempo, ni cómo les ha afectado para llegar a convertirlos en lo que son. Ni Rico ni Mara han tenido una vida fácil, pero sobre todo ella ha pasado por algunos episodios francamente duros. Sin embargo, ahora lleva una vida cómoda, con un negocio floreciente (un típico salón del oeste al que te sientes literalmente transportada), y un marido al que quiere y respeta. 

Frank Rogers es uno de los personajes a los que más aprecio se le coge, es inevitable. Es un hombre íntegro y bueno, y da un poco de pena saber desde el primer minuto que sobra en la ecuación. Por eso digo que no he encontrado muchas sorpresas. No hay que romperse mucho la cabeza para adivinar qué va a pasar con Frank, ni cómo van a desarrollarse las cosas entre Rico y Mara, ni siquiera de qué tipo va a ser la escena cumbre de la novela, esa en la que la tensión explota. Tampoco me equivoqué al saber que habría mucha tensión, y que sería muy intensa. He sufrido mucho con esta pareja porque son tal para cual y están a un paso de perderlo todo. No hay que olvidar que es una novela ambientada en el oeste y que eran tiempos muy duros. Probablemente por eso, porque necesitaba saber con urgencia que todo acabaría bien, me enganché sin remedio y lo terminé en solo unos pocos días.

La pluma de la autora es cuidada, fluida y un placer para los sentidos. Es, sin lugar a dudas, una lectura adictiva y preciosa, un maravilloso homenaje a las películas de vaqueros que marcaron mi infancia, y un reencuentro inmejorable con los personajes que ya me enamoraron en Le llamaban Bronco. Os animo a darle una oportunidad. 

Podéis haceros con él aquí: