Frankenstein (Mary Shelley)

Por fin este año he incluido Frankestein entre mis lecturas aunque quería haberlo leído por Halloween y se me pasó un poco la fecha. De todas formas, a pesar de que todos identificamos la historia del monstruo de Frankenstein con el terror clásico, y de que Mary Shelley en un principio también pensó en ella como una historia de terror, no lo es en absoluto. 

SINOPSIS:

El origen de esta novela fue un relato de fantasmas que Mary Shelley escribe durante una velada de amigos en la casa de Lord Byron. El primer impulso de su autora, que tenía dieciocho años cuando comenzó esta obra, fue el de crear una historia aterradora, pero el proceso creativo posterior hizo de esta novela una obra cuyo hilo conductor es la profundización y el estudio del alma humana. Frankenstein o el moderno Prometeo, título completo de la novela, nos desvela los misteriosos secretos del hombre: el hombre suplantando a Dios o el hombre de aspiración divina. Pero al igual que en el mito griego, la osadía de robar y poseer el secreto de los dioses no puede quedar sin castigo. Será entonces su propia creación la encargada de martirizarle, ese buitre que da vueltas sobre su cabeza y no le abandona.

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Es un libro que me ha sorprendido mucho, en diversos aspectos. Lo que tienen los clásicos es que todo el mundo sabe, o cree saber, algo de ellos, especialmente cuando se han hecho todo tipo de películas sobre ellos. Seguramente por eso yo tenía unas ideas preconcebidas que empezaron a saltar por los aires poco después de adentrarme en la lectura. 

La historia está contada de una forma un tanto enrevesada. Robert Walton, un hombre con ambiciones de fama y gloria, se dirige en una misión de exploración a la conquista del polo norte. Durante su viaje escribe cartas a su hermana para ponerla al corriente de sus vicisitudes. El barco queda varado en el mar de hielo y rescata a un hombre perdido y exhausto: Víctor Frankenstein.

Walton siente una inmediata admiración por Frankenstein, quien, atormentado por su conciencia y acosado por las pesadillas, comienza a abrirse a su salvador y nuevo amigo. Puesto que ve en Walton algo de la ambición y el deseo de grandeza que fueron su perdición, no tarda en tratar de disuadirlo de que continúe por un camino que solo le puede traer desgracias. Para ello, le relata su historia (que este relata a su vez a su hermana a través de la correspondencia) desde que, en su infancia, perdió a su madre y se quedó con su padre y hermanos menores, además de una joven, Elizabeth, a la que su familia había recogido, y a la que trataba de prima, aunque entre ellos había sentimientos más profundos. Víctor empieza a estudiar antiguos filósofos y pensadores, y se siente atraído por la alquimia. Cuando va a la universidad descubre que todo lo que sabía está obsoleto, pero encuentra nuevos maestros y su curiosidad se desborda, convirtiéndose en un estudiante brillante pero sin ningún escrúpulo a la hora de abordar sus investigaciones. Cegado por su ambición, decide crear vida a partir de la carne muerta, y así crea un ser horrendo, enorme y de fuerza descomunal, del que reniega de inmediato.

La criatura, sola y abandonada a su suerte, se enfrenta a un mundo que no conoce, y al que no puede mostrarse. Su repulsivo y monstruoso aspecto lo convierte en un paria, e incluso su creador lo aborrece, así que lo busca y le exige que remedie su soledad con un ser igual a él. 

No me voy a extender mucho más porque a partir de aquí empieza la chicha, y sigue habiendo diferencias con respecto a las películas (al menos las que yo he visto). Más allá de la historia de miedo clásica, el meollo de la cuestión es hasta dónde es lícito llegar para cumplir las propias ansias de grandeza, cuáles pueden ser las consecuencias, y si se está dispuesto a aceptarlas y enfrentarse a ellas. 

Víctor empieza siendo un muchacho ilusionado y se acaba convirtiendo en un hombre desencantado y roto. Es un científico loco de manual, que no mide el alcance de sus actos, ni le importan en la mayoría de los casos. Y cuando le importan, se da cuenta demasiado tarde de las consecuencias. Es inestable y cambia de parecer con frecuencia (lo cual me sacaba un poco de quicio, la verdad). Y tal vez por ese egocentrismo del que hace gala, no ve venir el drama que se le echa encima ni siquiera cuando está a punto de arrollarlo, y eso que se intuye casi desde el principio.

Como suele ocurrirme con este tipo de libros, escritos hace tanto tiempo, me ha pesado un poco el estilo, con descripciones profusas, reflexiones largas y densas, y explicaciones interminables. Esto me dificulta un poco meterme de lleno en la trama y disfrutarla de forma apropiada, así que, aunque tenía curiosidad por saber en qué terminaría la cosa, ha habido partes que se me han hecho algo pesadas. En cualquier caso, en su conjunto ha merecido la pena. Si no lo habéis leído os animo a descubrirlo y a dejaros sorprender. No os arrepentiréis.