Otro año que se va, y un nuevo año que llega, lleno de posibilidades. No es una gran novedad, es algo que pasa cada nochevieja. Y yo, como muchas otras personas, cada vez hago balance y nuevos planes, y arranco con una buena dosis de ilusión, aunque, sinceramente, no es raro que me quede a medio gas. Así me pasó con 2019.
Echando la vista atrás, me da un poco de vergüenza confesar que no he avanzado gran cosa en mis proyectos este año. Perdí el hábito de escribir y ya acumulo varios libros en el cajón pendientes de una revisión para poder ser publicados. Y ojo, que son historias que me gustan, no borradores descartados. Simplemente, me pudo la desgana y la falta de disciplina y de costumbre, y ahí se quedaron. Este año me he prometido a mí misma que va a ser diferente. Hace dos meses mi hábito de escritura era nulo, y aun así, me propuse completar el NaNoWriMo, incluso aunque las dos veces anteriores en las que me lo había propuesto mi propósito se había quedado en agua de borrajas. Esta vez sí, estaba convencida. ¡Y lo logré!
Me queda aún un poco para terminar la novela, pero si sigo trabajando para mantener el hábito de escritura, debería terminar en breve el primer borrador. Y luego tocará empezar a revisar alguna de las otras que quedaron en espera. Este año sí o sí, va a ser productivo.
En 2019 repetí con mi reto Goodreads de 50 libros para leer. Ha habido alguno que se me ha atragantado, pero en general he disfrutado de muy buenas lecturas y estoy muy satisfecha. Decidí que incluiría algunos clásicos, y entre mis lecturas del año puedo contar Canción de Navidad, de Charles Dickens, Alicia en el País de las Maravillas (y Alicia a través del espejo) de Lewis Carroll, Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, Drácula, de Bram Stoker, El fantasma de Canterville, de Oscar Wilde, y Jane Eyre, de Charlotte Brönte. También he incluido siete lecturas en inglés, que son bastantes menos que el año anterior. Sin embargo, he retomado mis clases, aunque no de forma presencial porque mi horario actual no me lo permite, sí con un curso online que empecé hace poco y con el que estoy muy satisfecha. De momento lo llevo bastante al día, que no es poco.
Este año no ha habido para mí encuentros literarios, y es una pena porque disfruto mucho de la experiencia que supone escuchar a autoras que admiro, conocer en persona tanto a lectoras como a autoras que solo conozco por las redes, y también con gente nueva que desde ese momento entra a formar parte de mi mundo. Al menos me queda la satisfacción de que la mayoría de los que entraron el año pasado siguen ahí, aportándome ideas e ilusión.
Y hasta aquí llegó el balance del año. Mis objetivos para el nuevo año que empieza os tengo ya plasmados en mi Bullet Journal, que espero que me ayude a mantener la formalidad durante todo el 2020. De momento desvelaré que pretendo volver a leer al menos otros 50 libros y seguir incluyendo clásicos y lecturas en inglés, como hasta ahora. Pienso terminar mi curso de inglés en mayo (como está previsto) con una buena puntuación, y ponerme las pilas con esas novelas que tengo en el cajón y que ya va siendo hora de que empiecen a ver la luz.
Dentro de doce meses veremos hasta dónde han llegado mis buenos propósitos. ¡Nos leemos!
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