Hay libros tan mágicos que no sabes ni por dónde empezar cuando quieres hablar de ellos. Creo que es la tercera vez que leo El principito y cada vez me gusta más. La primera vez era muy jovencita y diría que me gustó, pero apenas me dejó huella. La segunda lo compré ya para mi hijo, y lo leí casi de un tirón. Hace un par de semanas vi la película en la televisión (una de ellas, vaya) y decidí releerlo. Y esta vez lo he disfrutado como nunca.
SINOPSIS:
Viví así, solo, sin nadie con quien hablar verdaderamente, hasta que tuve una avería en el desierto del Sahara, hace seis años. Algo se había roto en mi motor. Y como no tenía conmigo ni mecánico ni pasajeros, me dispuse a realizar, solo, una reparación difícil. Era, para mí, cuestión de vida o muerte. Tenía agua apenas para ocho días. La primera noche dormí sobre la arena a mil millas de toda tierra habitada. Estaba más aislado que un náufrago sobre una balsa en medio del océano. Imaginaos, pues, mi sorpresa cuando, al romper el día, me despertó una extraña vocecita que decía: —Por favor..., ¡dibújame un cordero!
* * *
El Principito tiene el don de hacernos sentir un poco niños otra vez. O de hacernos reconocer que en nosotros aún hay una parte del niño que fuimos;y que aún somos capaces de ver una boa devorando un elefante donde otros solo ven un sombrero. Tiene la capacidad de hacer que nos preocupemos por las cosas que realmente importan, y no por acumular estrellas, o cumplidos. Ha conseguido hacerme reír, desesperarme con sus continuas preguntas y su lógica infantil, y arrancarme alguna lágrima con su partida. Y sin emgargo, he pasado la última página con una sonrisa y la certeza de que, si miro al cielo nocturno, sabré que allí está su estrella, y su rosa, y el Principito cuidando otra vez de ella.
Es una lectura que nadie debería perderse, al menos un par de veces en su vida.
"Solo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible para los ojos"
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