Cuando no queden más estrellas que contar (María Martínez)

 Había oído hablar mucho de este libro y, ya casi al final de las vacaciones, tuve ocasión de escucharlo en audiolibro. La verdad es que es una forma cómoda de adelantar lecturas y en este caso debo añadir que las voces de los narradores me han parecido perfectas. Me ha resultado muy fácil meterme en la historia y la he disfrutado mucho.

SINOPSIS:

¿Cómo se ignora lo que late en tu interior?

¿Cómo se recupera el rumbo de una vida trazada por una mentira?

Desde muy pequeña, Maya se ha sacrificado en cuerpo y alma por el ballet. Trabaja como solista en la Compañía Nacional de Danza y los ballets más prestigiosos han puesto sus ojos en ella. Sin embargo, un grave accidente acaba con su futuro prometedor.

El único mundo que Maya conoce se ha derrumbado.

Su abuela, que ha guiado cada uno de sus pasos, la culpa por lo sucedido.

La ausencia de su madre pesa más que nunca.

Y un hallazgo fortuito abrirá una profunda herida.

Un viaje inesperado, una chica rota y una verdad escondida en una caja de música.

A veces, dejar que suceda es todo lo que necesitas.

* * *

Bueno, ya había leído algunas reseñas del libro, así que sabía que la abuela es un personaje de lo más tóxico y dañino. Sin embargo, es perfectamente creíble que haya gente tan amargada y que solo es capaz de vivir a través de (machacar) las vidas de otros. Creo que algunos personajes están un poco llevados al extremo, pero no por ello dejan de ser creíbles. 

Maya ha vivido desde niña por y para el ballet, pero un accidente trunca su carrera y acaba con sus sueños y su forma de vida de la noche a la mañana. Su abuela, que estaba empeñada en hacerla triunfar (a través de una disciplina que bien podría considerarse maltrato) no le perdona que la haya "traicionado" impidiéndole cumplir ese sueño, y la echa de casa, sin contemplaciones. Su madre hace tiempo que desapareció de su vida, y su novio también la traiciona, así que, al encontrar una pista sobre su posible padre biológico, se lía la manta a la cabeza y se escapa a Sorrento a buscarlo, con la esperanza de encontrarse a sí misma. 

Por supuesto, encontrará mucho más que eso. Para empezar, a Lucas, un chico amable y despreocupado que la ayudará a empezar de nuevo, y un grupo de vecinos que son casi una familia y que se convertirán en todo su mundo. 

No es posible contar mucho más sin destripar la historia, pero os diré que he viajado con Maya a Sorrento, he olido el salitre en la playa y el aroma de las pizzas, he disfrutado del sol y de las risas de Lucas y los cotilleos de los vecinos. Me ha transportado totalmente. Algunos personajes son realmente entrañables, y les he cogido mucho cariño. Y a los más complejos y contradictorios los he comprendido, que no es poco.

Lucas es un amor, pero no es perfecto, y eso también me ha gustado. He sufrido mucho por ellos, pero ¡ay, qué bonita es la historia y qué bonito el final! Me encantan los amores que se cuecen a fuego lento y llegan a ser tan intensos y especiales.

Por ponerle algún pero, diré que en algunas partes me ha parecido que el ritmo bajaba y se me han hecho largas. A ver, es largo, tiene 472 páginas, y posiblemente la historia habría sido igual de buena, quizás incluso más potente, con cincuenta menos, o incluso cien. Aun así, la he disfrutado un montón y sin duda no será lo único que lea de su autora.