Tenía buenas referencias de este libro y, por lo que conozco a la autora, ya intuía que podía gustarme, a pesar de que me habían advertido de que la trama romántica no es la principal en la historia. Me alegra decir que no me equivoqué.
SINOPSIS:
Paula, Arnau e Iris forman un trío inseparable desde la universidad. Los gemelos siempre han apoyado a Iris en todos los momentos de su vida, especialmente cuando su madre, Carmen Roig, la famosísima diseñadora de moda, la apartaba de su vida negándole el afecto que ella tanto necesitaba.
Aunque Iris ha aprendido a vivir sin el cariño de su poderosa y arisca madre, un diagnóstico demoledor alterará drásticamente su relación. Y justo en ese momento, en el que Iris
parece vivir los momentos más bajos de su vida, Arnau empezará a sentir algo más por ella; algo de lo que Iris no quiere ni oír hablar.
Madre e hija emprenderán un inesperado viaje por la Toscana en el que descubrirán que las cosas no son siempre lo que parecen, que grandes mentiras pueden ocultarse bajo muchas capas de maquillaje y de ropa de marca y que tienen mucho más en común de lo que ninguna de las dos quiere admitir.
* * *
La protagonista, Iris, es una chica trabajadora, con un empleo agotador y una tirana como jefa, pero con una prometedora carrera por delante cuando termine lo que ella considera un necesario aprendizaje. Con su amiga Paula y el mellizo de esta, Arnau, forma un curioso equipo. Paula y ella se adoran y se complementan. Arnau es el apoyo de ese tándem, y una vez superada una atracción inicial entre Iris y él en la época en la que se conocen, en la universidad, ambos se convierten en grandes amigos. Gracias al apoyo de los dos hermanos, Iris es capaz de enfrentase a uno de esos reveses que la vida te da cuando menos esperas y que pone todo su mundo patas arriba.
El personaje estrella de la historia es la madre de Iris, Carmen. Me recordaba a la Miranda Priestly en "El diablo viste de Prada", a pesar de las evidentes diferencias. No es una mujer amargada, pero sí cerrada al afecto y adicta a su trabajo, en el que pone toda su pasión. Después de mantener con su hija durante casi toda su vida una relación basada en el distanciamiento, pues son como el agua y el aceite, ambas se embarcan en un viaje que las llevará al origen de ese distanciamiento, a conocerse a así mismas y a ver la vida desde una nueva luz.
El personaje de Iris es fuerte a pesar de sus dudas y temores. Me ha irritado un poco su tendencia a enfadarse a muerte por tonterías, al menos en momentos de estrés. Puedo llegar a entender su comportamiento, pero a veces le habría dado dos tortas, en serio. Y a Paula creo que una por lo menos, también.
Es una historia intensa y emotiva, no solo una historia romántica, sino una historia de AMOR, con mayúsculas y en todas sus variantes: el amor madre-hija, el amor a los amigos que casi se sienten como hermanos, y sí, también ese amor al que da miedo asomarse porque asusta tanto acertar como fallar cuando sabes que puede tratarse de la persona con la que querrías pasar el resto de tu vida. Es una novela sobre miedos y sobre valentía pero, sobre todo, de esperanza, porque nunca es tarde para encontrar el sentido a la vida, para poner las cosas en orden y para entregarse al AMOR, a ese con mayúsculas.
Una delicia para leer y, sobre todo, sentir.
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