Aún me quedan algunos libros por leer de Isabel Keats, así que, de vez en cuando, me doy un homenaje y me dejo llevar por una de sus novelas, sabiendo de antemano que la voy a disfrutar de la primera a la última página. Esta no me había llamado demasiado la atención hasta ahora, pero reparé en ella y decidí que ya le tocaba. Y, como no podía ser de otro modo, me ha encantado.
SINOPSIS:
Cuando Harry Schwartz, coronel de las fuerzas de la ONU en el Congo, va a recoger al nuevo doctor para llevarlo a la misión de cuya seguridad es responsable se lleva una incómoda sorpresa; en vez del hombre que espera, el norteamericano se encuentra frente a una seductora joven de aspecto frágil. La presencia de una doctora, atractiva y brillante, en una aldea perdida del Congo es un misterio que el implacable militar está decidido a desentrañar.
Para Alexandra Bascourt, África es un sueño cumplido y, al mismo tiempo, una huida hacia adelante. Cada vez más feliz con su trabajo y con las gentes sencillas del lugar, la única pega que le encuentra a su nueva existencia es la presencia ineludible del inquietante y severo coronel Schwartz.
Desde el primer momento, el coronel se siente poderosamente atraído hacia Alexandra, una mujer generosa y volcada en su trabajo; pero, a pesar de las confusas emociones que el militar provoca en ella, Alex no está dispuesta a dejarse llevar. Sin embargo, en el exótico continente Africano las cosas tienden a descontrolarse con rapidez, y el fuego abrasador que surge entre ellos amenaza con consumirlos a los dos.
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Me encantan esas parejas protagonistas que parecen chocar como el agua y el aceite, y que Isabel Keats maneja tan bien. En este caso, Alex es una doctora recién llegada al continente africano, huyendo de un drama personal, pero a pesar de ello, una mujer fuerte, resolutiva, decidida y bastante testaruda. El coronel Schwartz es un hombre noble y un poco chapado a la antigua en ciertos aspectos, a quien le gusta tener el control de lo que acontece a su alrededor. Sin embargo, desde que la nueva doctora irrumpe en su vida, no siempre es fácil, sobre todo porque ella no parece en absoluto interesada en dejarle acercarse a su corazón. El ambiente de África, bullicioso y tranquilo, perezoso y vital, peligroso y también sencillo impregna las páginas de la historia de un modo casi mágico que te transporta y te envuelve, haciéndote parte de ella.
He disfrutado con calma de los pasajes más relajados, y he devorado con ansia aquellos en los que la aventura se desmadraba y los empujaba a un punto casi crítico. Me ha gustado muchísimo y, si no la habéis leído aún, os animo a darle una oportunidad.
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