miércoles, 21 de noviembre de 2018

Érase un amor futuro (Anne Kelleher)

A pesar de que la portada me pareció bastante hortera y el título tampoco es que sea demasiado atractivo, este libro llamó mi atención por dos razones: la primera, obviamente era Time Travel, género que me encanta; y la segunda, estaba abandonado en una estantería del supermercado al ridículo precio de ¡UN EURO!



SINOPSIS:

Inglaterra, 1994. Tras la prematura muerte de su esposa, Richard Lambert viaja a las ruinas del castillo de Barland, la que fuera la casa de sus antepasados. Mientras explora una torre medieval, solo un pensamiento ocupa su cabeza: ojalá pudiera estar con su amada. Y mientras sube los peldaños, cae de la torre… a la época medieval.

Inglaterra, 1214. Richard se encuentra en el cuerpo de su sanguinario antepasado, Richard de Lambert, cercano a la muerte tras una batalla. La esposa de De Lambert lo cuida con desagrado hasta que recupera la salud… Pero con el tiempo, ve que ya no es el hombre cruel que conocía. Y cuando Richard la mira, sabe que le han dado una segunda oportunidad…

* * * 

En la mayoría de las historias de Time Travel que he leído, es la mujer la que viaja al pasado, así que ha sido una agradable sorpresa ver que en esta, es el hombre el que tiene que lidiar con un tiempo muy distinto en el que, además, por su género se espera de él un papel mucho más activo que de cualquiera de las féminas que aterrizan entre los brazos de un highlander, que al fin y al cabo pueden pasar más desapercibidas puesto que lo que se espera de ellas en esa época es poco menos que callarse y obedecer (de hecho, el problema  para ellas suele ser que como mujeres modernas que son no hacen ni lo uno ni lo otro, pero esa es otra cuestión). 
En este caso, Richard no tiene más remedio que ponerse las pilas y aprender no solo un idioma del que no sabe más que cuatro palabras, sino también a luchar como un guerrero y a dirigir un feudo en una época en la que el más mínimo error podía desencadenar una guerra o llevarlo a la hoguera. Y un hombre en el medievo tenía muchos más ojos puestos en él que una mujer, así que la presión en su caso es importante.
El Richard pasado era bruto, cruel, sanguinario y odioso. El nuevo Richard es radicalmente opuesto. Se tiene que obligar a sí mismo en ocasiones a mostrarse firme y tratar de intimidar porque la diferencia salta a la vista y lo mete en más de un problema. De todas formas, haber estado a las puertas de la muerte (del infierno, en el caso del malvado antiguo Richard) yo creo que justifica un cambio tan radical como este. Su sorprendida esposa, aunque no es la única en beneficiarse del cambio es quizás quien más lo nota y lo agradece, pues pasa de tener a un hombre atractivo pero odioso a descubrir un amor que parecía imposible en su vida.
Es una historia de segundas oportunidades que me ha gustado mucho. Un claro ejemplo de que a veces no hacen falta tramas retorcidas ni efectistas para hacer pasar un buen rato y sorprender al lector. 


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