Siempre me ha gustado la fantasía. Creo que antes incluso de que Michael Ende me la descubriera como ese reino sin fronteras donde todo lo que seamos capaces de imaginar existe. Y, precisamente porque creo que todo lo que podamos imaginar puede existir en ese mundo fantástico, me encanta descubrir diferencias en la forma en que un autor u otro ve a determinados seres más o menos conocidos y a los que se atribuyen ciertas características comunes. Pongamos por ejemplo los seres mágicos, como hadas, brujas y magos.
La idea de esta entrada, de hecho, me ha llegado mientras leía "Brujas" de Eva Gil Soriano. Es un libro que siempre me aparece en sugerencias cuando miro la página en Amazon de Magia Elemental. Ya sabéis, en esa línea que reza: "Los clientes que compraron este producto también compraron". Sentí curiosidad por ver en qué se parecían esas brujas a mis hadas. Parecía obvio que se trataba de brujas buenas, y ahí tenemos la primera diferencia. Muchos autores diferencian entre brujos o brujas oscuros y brujos o brujas blancos o buenos. Yo opté por denominar brujos o brujas a los que ejercen la magia con fines egoístas o malvados, y magos o hadas a los que la usan para ayudar y hacer el bien.
Tenemos otros ejemplos, en los cuentos de hadas sin ir más lejos: las hadas son buenas, ayudan a la gente y cumplen deseos, como en "La Cenicienta" o "Pinocho". Las brujas por lo general son malvadas, aunque también hay ejemplos de brujas buenas y malas dentro de la misma historia, como en "El mago de Oz", o en "El cuento de la Bestia" de Noa Xireau.
Esto pasa hasta en la saga de Harry Potter, de la que soy fan incondicional. Todos se denominan brujos, pero cómo utilizan su magia es lo que determina en qué bando terminarán.
Ahí llegamos al punto dos. ¿El brujo nace o se hace? Es decir, ¿uno es brujo oscuro de nacimiento o por elección?
Me inclino a pensar que para la mayoría de autores es por elección. Para mí lo es. Mis magos y hadas lo son porque eligen usar su magia de una manera y no de otra.
En Harry Potter también tenemos ese dilema. Casi todos los brujos que se unieron a Voldemort eran de Slytherin, por lo tanto parece que hay un componente genético que los inclina al mal pero, al final, pueden elegir. Si no fuera así, no habría habido ningún dilema para Draco Malfoy, ¿verdad?
Otra cuestión: ¿Poderes genéricos o individuales?
Dejando aparte el grado de poder, me refiero a si unos magos o brujos pueden hacer cosas que otros no pueden. Mis magos y hadas tienen poderes individuales, es decir, cada uno tiene una serie de "especialidades", por así decirlo. También ocurría así en la serie Embrujadas, que fue durante años una de mis favoritas. En la saga de Harry Potter sin embargo, en general todo el mundo puede hacer de todo, solo que unos están más dotados que otros para según qué cosas, como por ejemplo la herbología, la adivinación o las pociones. Y aún así no todos tienen, por ejemplo, la habilidad de transformarse en animales. O sea, que hay un poco de todo.
Yo opté por poderes personalizados porque me parecía muy interesante limitar a los personajes. Pensé que daría más juego y que ayudaría a definirlos y diferenciarlos. Además del ejemplo de Embrujadas tenía también el de X Men y el de Heroes, que es otra serie fantástica de ficción sobre personas normales con habilidades extraordinarias. En estos casos no se trata de magia, sino de habilidades genéticas, pero a fin de cuentas, "magia" es una palabra para definir aquello que no podemos explicar. En una novela contemporánea podemos llamarlo magia o evolución genética según el tinte que queramos darle a la historia. Hace trescientos años habría sido magia o brujería a secas. Es lo bueno que tiene la fantasía, que admite muchas variantes. Tantas como imagine cada autor.
No sé si os habéis planteado alguna vez estas diferencias. Lo cierto es que pueden verse en todo tipo de seres y personajes, precisamente por la flexibilidad que tiene el género fantástico. Al final, siempre que mantengamos unas pocas características que hagan reconocible la especie a la que pertenece el personaje, el resto admite variaciones. Unas nos pueden convencer más y otras menos, pero son precisamente las diferencias las que hacen único un personaje.
¿Qué opináis? ¿Conocéis algún tipo de bruja, hada o mago distinto a los que he mencionado? ¿Os chocan las diferencias o, como yo, creéis que son enriquecedoras? Yo creo que aquí hay margen para opinar y debatir. Me encantaría conocer vuestra opinión si os apetece dejar un comentario. ¡Nos leemos!
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