Saga "La Hermandad de la Daga Negra" XI.
Hacía mucho tiempo que tenía ganas de llegar a este libro. Blay y Quinn son personajes a los que les tenía mucho cariño desde el momento en que comenzaron a acompañar a John Matthew en sus andanzas, y después de tantos desencuentros y malentendidos, se merecían un final feliz.
SINOPSIS:
Qhuinn, hijo de nadie, está acostumbrado a defenderse por sus propios medios. Repudiado por su estirpe y excluido por la aristocracia parece haber encontrado por fin su identidad como uno de los guerreros más brutales de la guerra contra la Sociedad Restrictiva. Sin embargo, su vida aún no está completa. A pesar de que la perspectiva de tener su propia familia parece estar finalmente a su alcance, Qhuinn se siente vacío por dentro, pues su corazón le pertenece a alguien más...
Por otra parte Blay, después de años de soportarel dolor de un amor no correspondido, parece haber superado por fin sus sentimientos hacia Qhuinn. Y ya era hora, pues al parecer Qhuinn ha encontrado a su pareja perfecta en la Elegida con la que va a tener un hijo. Y aunque es duro para Blay ver a la nueva pareja, él sabe muy bien que el hecho de construir su vida en torno a un sueño imposible solo le romperá el corazón. Además, antes de poder seguir adelante, Qhuinn tendrá que entender y aceptar algunas cosas oscuras de su pasado...
Pero aunque el destino parece haber llevado a estos dos soldados en direcciones opuestas, mientras la lucha por el trono de la raza vampira se intensifica y la entrada de nuevos jugadores descubre finalmente la verdadera definición del valor y dos corazones que estaban destinados a estar juntos... se funde por fin en un solo corazón.
* * *
A estas alturas de la saga, casi parecía que tanto Blay como Quinn habían tomado caminos separados. Especialmente Blay, que, al ser consciente de sus sentimientos mucho antes que su amigo, había sufrido ya demasiados desaires como para seguir intentándolo. Ese sentido de "justicia universal" tan presente en la romántica, hizo que con el tiempo se cambiaran las tornas y, al inicio de este libro, es Quinn el que sufre por haber perdido la oportunidad de crear algo especial con la persona más importante de su vida, puesto que Blay tiene una relación estable con su primo Saxton que parece ir viento en popa.
Este es un triángulo amoroso bastante interesante. Si Blay y Quinn son muy diferentes entre sí, Saxton está directamente en las antípodas de su oponente. Es físicamente perfecto, aunque en una versión "modelo de pasarela-niño guapo". Tiene educación, estilo, sensibilidad. Es un amor, pero... no es Quinn.
A mí Quinn me encanta desde el principio, a pesar de haberse comportado casi todo el tiempo como un auténtico capullo. Sin embargo, tras sus piercings y su estilo de matón, se adivina un chico herido y marginado que no se atreve a arriesgarse a dar a nadie un motivo más para ser apartado. A pesar de que creo firmemente en esa teoría de la redención que establece que, para lograr el amor de su vida, en romántica, quien la hace, la paga, creo que Blay es innecesariamente cruel con él. Pero bueno, si le perdonara a la primera, no habría historia, ¿verdad?
Paralelamente a la historia de estos dos chicos transcurre la de la elegida Layla, que poco a poco se ha ido haciendo un hueco en la saga y ha acabado ganándose mis simpatías. Es una mujer fuerte, que a pesar de haberse criado aislada y sin recursos para sobrevivir en el mundo de la Hermandad, acaba por adaptarse y pelear por lo que quiere. Sinceramente, no sé si acabará por obtener todo lo que desea, pero añade interesantes posibilidades a la trama.
Me ha gustado especialmente el reconocimiento que hacen los Hermanos, y en especial Wrath, a la audacia y la valentía de Quinn. Me ha gustado también comprobar que una historia de amor es una historia de amor independientemente de que la pareja protagonista sea de distinto sexo o del mismo. Nunca antes había leído una novela con una pareja protagonista homosexual, pero dado el interés que estos dos ya habían suscitado en mí en los libros anteriores, no creía que fuera un dato importante, y no lo ha sido.
Como única pega diré que la parte final está bastante más edulcorada de lo que acostumbro a tolerar. Eso me ha resultado especialmente chocante tratándose de dos guerreros, pero bueno, tras la montaña rusa emocional que les toca vivir, en cierto modo hasta lo puedo entender.
¿Y vosotros? ¿Lo habéis leído? Os animo a hacerlo y, si no conocéis la saga, de verdad, ya estáis tardando, porque es una de mis favoritas, definitivamente.
Ya tengo listo el siguiente libro, por si había dudas. A ver qué pasa con El Rey.
¡Gracias por pasar por aquí!
No hay comentarios:
Publicar un comentario