Nunca es tarde (Isabel Keats)

Esta es una historia cortita que también hace tiempo que tenía guardada para cuando me apeteciera algo ligero. Me gustó mucho "Nada más verte", y saber que volvería a encontrarme con sus personajes me hacía mucha ilusión. Una vez más, Isabel Keats me ha enamorado y sorprendido.

SINOPSIS:

A pesar de lo distintos que son, la vida de la detective Georgina Taylor junto al profesor Stephen Allen no puede ser más maravillosa, pero un atraco con rehenes en una sucursal bancaria en Londres pone su mundo patas arriba y, de paso, el de Thomas Baker, el mejor amigo de Stephen. Thomas accede a cuidar a los hijos de la pareja hasta que se resuelva la situación, para lo que contará con la inestimable ayuda de su colega y vecina, Nancy Newman, de la que, pese a sus desencuentros anteriores, Thomas descubre facetas hasta entonces desconocidas. Secuestradores, biberones, disparos y pañales sucios se mezclan en un cóctel explosivo que demostrará que nunca es demasiado tarde para el amor.

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Tengo que confesar que, aunque le tenía muchas ganas a la historia, también me daba un poquito de miedo. Me gustó mucho "Nada más verte" y tenía muchas ganas de reencontrarme con los personajes, pero lo que tienen las segundas partes es que a veces decepcionan porque el listón ya está alto de por sí. En este caso me ha alegrado comprobar que realmente no es una segunda parte, sino una continuación en la que la importancia pasa rápidamente de la pareja protagonista a unos secundarios de lujo que se ganan su propia historia. Georgina y Stephen me han enamorado de nuevo, más aún con ese amor más maduro y asentado, si cabe. Ha sido un alivio reencontrarme con ellos disfrutándolos con la misma intensidad y cariño. Las circunstancias son difíciles y la tensión creciente, lo cual hace que te enganches a la historia desde la primera página, y supongo que el hecho de conocer ya a los personajes potencia esto más aún. Por otra parte, Thomas, que empieza siendo un poquito repelente (las cosas como son), resulta ser muy divertido, y hasta encantador. Nancy, que en un principio, vista a través de sus ojos parece tan repelente como él, acaba siendo el hada madrina capaz de convertir en príncipe hasta a un sabihondo como el cuadriculado profesor. Me he reído muchísimo con las fatigas de este solterón estirado y casi con tufillo a rancio en sus sin duda impolutos trajes haciéndose cargo de un bebé y un niño pequeño. La historia se llena de ternura y la mano salvadora de Nancy es el hilo conductor de este bonito romance que nos deja una sonrisa en los labios y el alentador sentimiento de que nunca es tarde para encontrar el amor. Muy recomendable.