Ningún copo de nieve cae en el lugar equivocado (Anna García)

Cuando Anna García anunció su nueva novela, esta captó de inmediato mi atención porque adoro las historias en las que los protagonistas provienen de mundos tan diferentes que, ya de entrada, tienen muchas cosas en contra. No había visto aún la serie coreana Crash landing on you, de la que ha tomado prestado el muso, pero sí había oído hablar mucho de ella. Ahora estoy poniendo remedio porque mi curiosidad se ha multiplicado por cien después de conocer a Tae Hyun.

SINOPSIS:

Cuenta una leyenda coreana que si pasas la primera nevada con la persona que amas, el amor verdadero florecerá y os unirá para siempre.

Pero, ¿qué pasa cuando une a dos personas que están decididas a no hacer caso al destino?

Jane y Tae Hyun pertenecen a dos mundos y culturas totalmente diferentes, pero tienen algo en común: no buscan el amor. O eso creen ellos, porque…

Ningún copo de nieve cae en el lugar equivocado.

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La novela comienza con unas pinceladas del pasado del protagonista, lo bastante duras e impactantes como para ponernos en antecedentes sobre sus motivaciones y miedos, y sobre el hombre en el que se ha convertido. A pesar de llevar diez años viviendo en Nueva York, Tae Hyun sigue siendo coreano hasta la médula, fiel a sus costumbres y reacio no solo al contacto físico en público, sino a cualquier tipo de contacto que pueda acercarlo a otra persona y poner sus debilidades al descubierto. Su primer encuentro con Jane y sus hijas es sencillamente arrollador, así que poco puede hacer para protegerse frente a ellas.

Jane es una viuda joven con una hija pequeña y otra preadolescente. Un incidente con la nieve (que odia a muerte) las deja tiradas en un aeropuerto una noche entera, y así conoce a Tae, que es otro de los pasajeros de su vuelo.

La peculiar situación, con la tensión añadida de dos niñas alteradas, los hace conectar, todavía desde cierta distancia, aunque la química entre ellos es innegable. Pero ninguno de los dos está preparado para dar un paso adelante... por el momento.

Cuando vuelven a coincidir, gracias a la acertada intervención de un adorable diablillo, la tentación empieza a ser demasiado grande, y al final no les queda más remedio que reconocer que entre ellos está surgiendo algo que puede poner su vida patas arriba.

Los personajes principales me han gustado mucho y, como os decía, me parece que su química es perfecta. Jane es una mujer dulce pero fuerte, con grandes principios y mucha paciencia. Comete errores, por supuesto. Tiene inseguridades, como la que más. Pero lucha por lo que cree justo y por las personas que ama.

Tae todavía oculta tras su fachada de hombre duro y un tanto insensible un poco del niño aterrorizado que fue, por eso su evolución es brutal a lo largo de la novela. Por primera vez se atreve a soñar con una vida de verdad, y también por primera vez corre el riesgo de perderlo todo. Porque cuando no tienes nada, no tienes nada que perder.

Como siempre, Anna maneja con maestría las escenas más duras y dramáticas. No suelo tolerar bien un exceso de drama, así que agradezco que la cantidad e intensidad sean las justas y necesarias para sufrir con el personaje sin regodearse más de la cuenta. Eso me permite seguir enganchada al libro.  También tengo que destacar el punto de humor de otras escenas, sobre todo protagonizadas por las niñas. Macy es todo un portento que tiene unas ocurrencias geniales y provoca más de una situación hilarante con su inocencia y desparpajo. Lin, como buena adolescente, es capaz de lo mejor y de lo peor. Es un personaje también muy bien construido. Es imposible no cogerles cariño a ambas.

Si bien el desenlace se me ha hecho un tanto largo, creo que en realidad era necesario para atar todos los cabos y cerrar bien todas las tramas, así que, pasito a pasito he ido viendo como cada cosa volvía a encajar en su lugar hasta llegar a un perfecto FIN. Es una novela romántica, no podía ser de otra manera.

Si aún no conocéis la pluma de Anna, os animo a descubrirla. Seguro que os cautivará. Y si ya la conocéis... ¿Qué os voy a contar que no sepáis ya? ¡A por ella!