Después de que el primer libro despertara mi curiosidad y, puesto que tenía los dos siguientes listos en mi Kindle, no tardé nada en ponerme con este, el segundo. Si bien no me ha llegado del todo, al menos ha conseguido dejarme con las ganas de saber en qué terminará todo.
SINOPSIS:
Diabólicos y fascinantes vampiros, intriga, misterio, amor y humor. Un cóctel que hace de este libro una lectura imprescindible para los amantes del género y para disfrutar de una obra amena, atractiva e inquietante.
Anna, la bella protagonista, regresa a su hogar conociendo su auténtica identidad: es Dínorah, la Dama de la Luz, la profética protectora del joven Martin Robinson, el rey vampiro. Anna es un ser híbrido, mitad humano mitad vampiro, algo único e insólito. Un secreto que debe ocultar si desea continuar con vida. La esencia de Lilith continúa las aventuras de sus protagonistas en su lucha contra el poder del mal que trata de sojuzgar a la humanidad.
¿Tras desaparecer en extrañas circunstancias, cómo explicar a sus padres que sigue viva sin revelar la existencia de los no-muertos? ¿Cómo afrontar el reencuentro con su antigua vida, con su vida humana? Nada será como esperaba.
La esencia de Lilith forma parte de una trilogía que ya es un clásico del género. Entre vampiros es una saga sorprendente, distinta y original.
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Lo que más me ha costado de esta historia ha sido empatizar con la protagonista. Es un personaje lleno de contradicciones. Eso en sí no es malo, pero es que la mayor parte del tiempo da la sensación de que no sabe lo que quiere o por qué hace las cosas que hace. No la entiendo y ni siquiera me cae bien. Sus apasionados, fulminantes y en cierto modo también efímeros enamoramientos no hacen mucho por mejorar mi opinión de ella. Supongo que son manías personales, pero es difícil meterse en la historia cuando no solo no compartes lo que hace la protagonista, sino que ni siquiera lo comprendes. No me acaba de cuadrar que sentimientos tan intensos, tan potentes y tan inevitables prácticamente se le olviden de la noche a la mañana, cuando se da cuenta de que el objeto de su pasión de repente es otra persona.
Casi lo único que tiene sentido en la vida de Anna es la lealtad por la familia Robinson. Poco a poco va asumiendo, entendiendo y aceptando su papel en el mundo de los vampiros y, a pesar de ello, sigue tomando decisiones equivocadas una detrás de otra.
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