Octavo libro de La Hermandad de la Daga Negra. Y hay que ver las ganas que le tenía. Aprovechando las vacaciones de Semana Santa me he metido de lleno con él y lo he devorado. Las novelas de esta serie son muy intensas, bastante extensas y además tienen un montón de personajes y van saltando del hilo principal a los secundarios, por lo que requieren dedicación. Como lo he cogido en el momento perfecto, lo he disfrutado a tope.
SINOPSIS:
John Matthew ha recorrido un largo camino hasta establecerse entre los humanos, siendo su naturaleza vampírica desconocida para él y para todos los que le rodean. Y hasta que fue acogido por la Hermandad, nadie podría haber adivinado cuál era su verdadera historia o su verdadera identidad. De hecho, el perdido hermano Darius ha vuelto, aunque con una cara diferente y un destino muy diferente también.
Una despiadada venganza personal introduce a John en medio de la guerra, este necesitará invocar a su yo de ahora y al que una vez fue para enfrentarse unidos a esa encarnación del demonio; todo bajo la atenta mirada de Xhex, la sympath que ha intentado lucha siempre contra la atracción que siente por John, hasta este momento...
* * *
Desde el momento en que el personaje de John Matthew hizo su aparición en la serie, se convirtió en uno de mis favoritos, lo reconozco, así que me moría de ganas de leer su historia. La evolución que el personaje ha sufrido a lo largo de la saga ha sido emocionante y espectacular, y el punto desde el que parte la historia de este libro en concreto es una auténtica bomba de relojería. Ha pasado por tantas cosas que a veces parece que no queda nada en él del niño perdido y asustado que fue. Sin embargo, detrás del capullo insensible que muestra ser en ocasiones, sigue habiendo un hombre herido que se busca a sí mismo tratando de llevarse cuantos menos palos, mejor. En realidad se ha llevado ya tantos que aunque por fuera da la impresión de que no le afecten (y de hecho el niño escuálido se ha convertido en un armario ropero de 2x2, así que es difícil hacerle mella físicamente), por dentro no parece poder resistir ni uno más.
Su ya de por sí frágil coraza se derrumba del todo cuando la posibilidad de perder a Xhex para siempre le da en las narices. Aunque la no-relación que mantienen les ha hecho daño a ambos, la atracción es demasiado fuerte y los ata contra su voluntad, lo cual a mí me encanta. Esas pasiones tan intensas, tan sentidas, me fascinan. Por la forma de ser y las limitaciones de cada uno, su relación es un problema constante, pero en realidad cada uno es exactamente lo que el otro necesita. Cuando eso empieza a quedar claro todo cambia de forma radical, y toda la agresividad se vuelve apoyo hasta el punto de ser los dos parte de un todo. Encajan a la perfección y la química es inmejorable. Me encanta el resultado. Sinceramente, es una de las parejas que más me ha gustado.
Sin desvelar mucho más de la trama, diré que la forma en que se han deshecho de sus demonios particulares también me ha parecido redonda, así como el modo en que la autora desvela retazos de la historia pasada de Thorment y Darius hasta que todo encaja en el momento final. Me quedo con las ganas de saber más de Payne (no por mucho tiempo, ya que su historia es la siguiente) y, sobre todo, me mata el ansia de saber cuándo van a arreglarse por fin las cosas entre Blay y Quinn. Me tienen de los nervios, aunque... Es una saga impresionante.
No tardaré en coger el siguiente. ¿Habéis leído alguno? ¿Os gustó este en concreto? Me encantará saber vuestra opinión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario