jueves, 10 de septiembre de 2015

"Vale, has escrito un libro, ¿y qué? Yo tengo tres."

Seguramente algunos pensaréis al leer el título de esta entrada que se me ha caído un tornillo. Otros quizás que soy una borde. Me consuela saber que habrá algunos que entenderán perfectamente a qué me refiero. 
Hace año y medio que publiqué mi primera novela, Empujones del Destino. Después llegó Doce maneras de enamorarse y por último, Depredador. Desde que salió la primera he ampliado mi círculo de amigos y conocidos en este mundillo de las redes sociales relacionadas con los libros, y también he aprendido algunas cosas. Una de las primeras y más importantes seguramente ha sido que no soy el ombligo del mundo y mi libro no es ni el único, ni el mejor, por mucho que sea "mi criatura" y a mí me parezca perfecto.
Lamentablemente hay mucha gente que aún no ha aprendido esa lección, carece de humildad, o le da igual todo con tal de hacerse ver. No digo que yo misma en algún momento no haya actuado de una forma parecida, equivocándome por ignorancia pero, por fortuna, vi la luz. Muchos otros, en cambio, parecen ir por la vida con gafas de sol oscuras más chulos que un ocho.


Cualquier perfil de facebook como el mío recibe todos los días varias solicitudes de amistad. Algunas de gente con la que hemos cruzado alguna palabra en un grupo, o en el muro de un amigo común. Otras veces es gente con la que tenemos amigos comunes pero no hemos hablado nunca. E incluso en ocasiones es gente que no conocemos de nada, no tenemos ningún amigo en común y no sabemos realmente cómo ni por qué quieren nuestra amistad.
Dejando a un lado a esos que pretenden utilizar facebook como página de citas, un escritor puede barajar varias opciones. Cuando alguien te manda una solicitud de amistad, lo más normal es que el interesado sea un lector (que puede habernos leído o simplemente haber oído hablar de nosotros y tener amigos en común), un bloguero u otro escritor. 
Seamos sinceros, los que a los escritores más nos interesan, siendo egoístas, son los primeros. Gente que nos lea, que nos siga y que nos diga que le gustan nuestras historias, y si no le gustan, que nos diga por qué, que de eso también se aprende. Los blogueros son igualmente interesantes, porque probablemente en algún momento leerán alguna de nuestras historias, nos harán una reseña, una entrevista o cualquier otro tipo de promoción, y además nos mantienen informados sobre otras novedades que nos interesan. Después de todo, también somos lectores.
El quid de la cuestión está en este caso en LOS OTROS. Es decir, los escritores.


Tengo muchos escritores como amigos. A algunos de ellos (creo que a la mayoría) los he leído o pretendo leerlos en algún momento. A otros no los he leído pero he cambiado impresiones con ellos en algún momento, y es gente que me enriquece o, simplemente, me cae bien.  Hay otros que he aceptado, o les he pedido amistad porque en algún momento he creído que podíamos tener cosas en común. A veces he acertado, y otras veces no. 
Sucede a menudo que alguno de estos escritores, especialmente del último grupo, es decir, a los que no conozco de nada, hace gala de un egocentrismo insultante dos minutos después de haber aceptado su amistad. Me sienta fatal, y no soy la única. Si estoy escribiendo esta entrada es porque pasa a diario en los muros de mucha gente, no solo escritores, también lectores y blogueros. Aceptas a alguien y, al momento, sin mediar ni un "hola, gracias por aceptarme, un saludo", te encuentras un "Fulanito te ha invitado a dar me gusta a su página Tal y Cual".


Cuando no se trata de "Fulanito te ha añadido al grupo Me chifla leer a Fulanito".


Que oye, a veces te chifla, pero la mayoría de las veces igual no tienes ni idea porque ni siquiera sabrías decir si Fulanito ha escrito un libro, dos, o veinticinco, porque, repito, probablemente no lo conoces de nada. 

Y el peor de los casos... Fulanito te planta un enlace de su blog, su página de autor, su libro a la venta en Amazon o cualquier joya similar en tu muro sin cortarse ni media.


Vamos a ver, Fulanito... ¿pero tú quién te crees que eres para entrar así, como un elefante en una cacharrería?

Mi reacción hasta hace poco era enviar de inmediato una sugerencia a dar "me gusta" a mi página de autora, a la de Depredador y a la de Empujones del destino. Y si me daban "me gusta", aplicaba el quid pro quo, y si no, ahí se quedaba la solicitud. De ahí pasé a eliminar al susodicho si no mostraba ningún interés en mis páginas, y hoy por hoy, si alguien me pide amistad y automáticamente me pide un like sin aportar nada, lo elimino sin contemplaciones. 
¿Borde y radical? Probablemente, pero creo que estoy en mi derecho. O todos guardamos las formas o... se acaban las contemplaciones.

Capítulo aparte merecen aquellos que de repente, salidos de la nada, envían un mensaje privado más o menos educado diciendo "Hola, te invito a descubrir mi novela Tal y cual, a la venta en Amazon. No te dejará indiferente". Vamos a ver... Dos cosas. Primera: que algo no te deje indiferente no es necesariamente bueno. He leído novelas que no me han dejado indiferente porque me han puesto los pelos como escarpias porque no hay por donde cogerlas. Obviamente eso no es bueno, así que no creo que sea una frase acertada para hacerse publicidad, aunque mucha gente parece no estar de acuerdo conmigo. Quizás a veces me paso de quisquillosa.
Y en fin, segunda cosilla, Fulanito: Si te vas a poner a spamear agresivamente y a tontas y a locas, como quien dice, ten en cuenta que es probable que entre tus tropecientos amigos escritores, a los que has agregado con el objetivo (pretencioso y egocentrista) de venderles tu novela como a cualquier otro lector, haya una cantidad nada despreciable de ellos con más novelas publicadas que tú. Y sería perfectamente lícito que (habiendo sido tú quien les pediste amistad, y por tanto quien supuestamente tiene interés en ellos y no al revés), te encontraras como respuesta un "Gracias por la información, Fulanito. Aprovecho para invitarte a descubrir mis tres novelas, Tal, Cual, y Pascual, a la venta en Amazon, El Corte Inglés y doscientas cuarenta librerías, y de las cuales te incluyo aquí mismo los enlaces. Y a dar me gusta a mi página de autor y a la de cada novela, y además a entrar en mi grupo de Facebook (eso si no te agrego por la cara, que también es una práctica muy extendida y que posiblemente tú mismo hayas aplicado sin preguntarte por qué podría interesarme a mí tu grupo si ni siquiera sé quién eres)".
Confieso que en más de una ocasión he contestado de forma muy similar a mensajes de este estilo (quitando lo de El Corte Inglés y las librerías, obviamente, ya que mis novelas solo están en Amazon). Es probable que mucha gente lo considere una grosería, pero cuando me avasallan tiendo a reaccionar así. ¿Tanto cuesta controlar el ego? Todos tenemos ombligo, así que no estaría de más mirar un poco alrededor y darse a conocer de forma menos egocéntrica.



Y como no sé si tú, que has llegado hasta aquí leyendo la entrada, estás en el grupo de los que piensan que se me ha caído un tornillo, en el de los que creen que soy una borde, o en el de los que entienden a qué me refiero, me encantaría leer tu opinión.